Siempre que veo huevos de chocolate, pienso en mi tía y madrina. Desde que soy capaz de recordar, ella siempre nos los regalaba en Semana Santa. Venía a visitarnos y nos traía los huevos que mis hermanos y yo, estábamos esperando con ilusión.
Ahora lo continua haciendo con los niños de las siguientes generaciones.
He estrenado este molde que me regaló mi hijo, aunque lo tengo hace un par de años, es la primera vez que lo utilizo.
Picar el chocolate con un cuchillo, apartar un tercio. Poner los dos tercios restantes en un recipiente resistente al calor y éste, sobre otro con agua hirviendo. El agua no debe tocar el fondo del cuenco del chocolate. Remover de vez en cuando y medir la temperatura con un termómetro, hasta que alcance unos 45º.
Apartar del calor y añadir el chocolate reservado, mezclar hasta que se derrita totalmente, la temperatura debe bajar hasta unos 27º. Poner un momento al baño maría removiendo hasta que suba a 32º. Ya está listo para utilizar. Esta operación es el templado del chocolate, de esta manera se consigue que quede duro y brillante.
Echar una cucharadita de chocolate en cada cavidad del molde y extenderlo bien. Dejar que se enfríe y desmoldar.
Para formar el huevo, calentar un plato en el microondas colocar las dos mitades boca abajo hasta que el borde se derrita ligeramente, unirlas apretando suavemente y dejar que se enfríe.
Antes de pegar las mitades del huevo se puede meter dentro una sorpresa.